lunes, 6 de julio de 2015

SI NO HAY OBJETIVOS CLAROS NO HAY METAS


Una de las cosas más importantes que debemos de hacer cuando decidimos emprender o bien cuando nuestro negocio está en marcha es definir y esclarecer nuestros objetivos, “si no hay objetivo no hay meta”. Muchas personas de negocios e incluso directores dicen tener objetivos bien definidos pero en el corto plazo van cambiándolos o peor aún se pierden ellos. No hay nada malo en ir adoptando nuevos objetivos para alcanzar una meta pero lo que si puede ser una amenaza para lograr nuestras metas es olvidarnos de nuestros objetivos y cambiar constantemente nuestras tácticas para alcanzarlas pues perderemos tiempo, dinero y esfuerzos.




Para definir y fijar un objetivo claro podemos hacer un ejercicio muy bueno comenzando con nosotros mismos, preguntarnos lo que va a ser de nuestra vida dentro de diez años, ponernos metas a largo plazo y proyectarlas, visualizarlas y escribirlas, después de esto, lo que será de nuestra vida en cinco años, en el corto plazo. Teniendo en mente nuestras metas nos van a ayudar a establecer nuestros objetivos, es decir poner lo intangible en tangible, si no lo hacemos así no lograremos tener nuestra meta. Ejemplo: Si yo quiero emprender un nuevo negocio, debo de proyectar qué es lo que quiero de ese negocio, que es lo que voy a  brindar a los demás, en qué mi servicio solucionaría algún problema de los demás, en dónde quiero que esté situado, etc.

Alimentar la mente con los objetivos, proyectarse y visualizarlo (sentirse en ese negocio, los muebles, olores, espacio, etc.) Fijar este objetivo en nuestra mente en un tiempo de cinco a diez años, de corto a largo plazo.

Ya tengo mi objetivo establecido dentro de diez años ahora voy a los cinco años, después a los de dos años y medio, después al año, a los seis meses y a los tres meses, a un mes y medio y a un mes. Ahora pongamos el objetivo a quince días y a una semana, luego a diario. Ya tengo un objetivo dentro de mi cerebro. Estoy convirtiendo mi objetivo de intangible a tangible porque lo reduje a una meta para el día de hoy y que pueda lograr mi meta fijada dentro de diez o cinco años, desde hoy empiezo a construir, cuanto voy a trabajar para invertir en construir mi negocio propio. Si quiero un resultado a futuro, lo voy a comenzar a trabajar desde el día de hoy, pues así podré materializar la meta. “Un objetivo y una meta sirven para determinar la acción de hoy y obtener el resultado de mañana, definir un objetivo claro es toda una estrategia.”

Si no tenemos una meta no sabemos a dónde vamos, “el que no sabe a donde va es como el que no ve”. Preguntémonos cuál es nuestra meta del día de hoy: ¿Qué debemos de hacer hoy para lograr tener nuestro negocio?...Establecer lo que voy a invertir en mi negocio con el paso del tiempo, quizás esta inversión no la veamos porque no estamos acostumbrados a invertir en nosotros mismos y en nuestros negocios ya que no vemos los resultados inmediatamente, sin embargo esto es una educación, pero no la vemos así porque no estamos acostumbrados. “Pregúntate si lo que estás haciendo hoy te acerca al lugar en el que quieres estar mañana.”

¿Cómo nos podemos vender?...A través de conceptos. Jesucristo fue el vendedor más grande del mundo, vendió un concepto a través de las generaciones y dejó un gran legado, es considerado la mente más poderosa que ha existido, muy independiente a nuestras creencias religiosas y espirituales.

No solo se trata de definir nuestros objetivos y proyectarlos, tenemos que hacer las cosas una y otra vez a través de prueba y error una y otra vez y a través de esto viene el acierto, pues aprendemos de los errores, nuestros errores son nuestros aciertos en nuestra marcha de trabajar para el objetivo.

¿Te has proyectado en el mismo trabajo de aquí a cinco años haciendo las mismas cosas?...O bien truncándolas, no llevándolas a la práctica por pensar que no lo vas a hacer con el pensamiento de: “Qué tal si no funciona y no tengo el éxito”, mientras que otros si lo tuvieron. ¿Te sentirías el día de mañana avergonzado por no haber tenido el valor de hacer realidad tus sueños porque no quisiste prepararte o simplemente no te atreviste hacer una vida exitosa y buena dominado por emociones negativas y temores?...Si contestas a esto que sí es porque seguramente en algún momento de la vida has sentido que truncaste tus sueños y los motivos detrás han sido muchos. Todos hemos vivido éstas situaciones, dudaría mucho de quien dijera que no ha pasado por esto.

Se lo que quiero pero ¿Cómo lo obtengo?...

Después de que tenemos nuestras metas claras y definidas es necesario practicar el trabajo de vendernos con nuestras propias familias, pues ellos nos conocen con nuestras virtudes y defectos, seguramente dirán que no comprarán nuestra idea o concepto, pero esto no es tan malo pues será un reto convencer a los clientes más difíciles: “la familia” y cuando finalmente nos acerquemos a nuestros clientes y prospectos van a creer en nosotros y terminarán por convencerse de lo que les ofrecemos pues transmitiremos nuestra confianza, ejemplo y servicio. Nos vendemos a diario, no solo como emprendedores o empresarios, también como pareja, hijos, padres, etc. Si alguno de ellos no se siente feliz y comprendido por nosotros comenzarán a alejarse, lo mismo pasará con nuestros clientes, debemos de ofrecerles lo que ellos buscan y esperan de nosotros para que sigan a nuestro lado.

¿Te has preguntado por qué en las empresas hay personas con el mismo trabajo, plan, producto, horario pero unos crecen y otros no?...Esto se da por la preparación, estudio y esfuerzo que cada persona pone dentro de su empresa, de no ser así no vamos a tener resultados y nos truncamos a nosotros mismos. Un objetivo definido y claro nos generará un buen resultado.

Debemos prepararnos para lo que deseamos vender, ya sea una ilusión o un sueño, pero si no tenemos ese sueño no lo podremos transmitir. Vender lo que conocemos, conocer el producto y/o servicio muy bien. Es mucho mejor decir que no sabemos cuándo alguien nos pide o pregunta algo acerca de nuestra oferta en vez de decir que lo que ofrecemos es lo que buscan con tal de ganar al cliente, si lo hacemos así nuestro cliente y/o prospecto lo apreciará y agradecerá mucho. Es válido decir: “Permíteme, déjame lo consulto o bien podría ofrecerte esto en lugar de eso que buscas”, nunca debemos de ofrecer un servicio del que no tenemos un completo conocimiento.


"EL PRECIO DE LA TRANSFORMACIÓN"


El precio de la transformación es doloroso y costoso. Un buen ejemplo es la oruga que se convierte en mariposa…”Si no te transformas no vas a volar.” Lo que paga la oruga para poder volar es el precio de la transformación.

“El precio de la transformación es duro, vas a tener que dejar tu zona de confort, enfrentar luchas y vientos en contra, fijarte metas, tener que trabajar con tus peores enemigos, vas a hacer muchas cosas que no te gustan pero que son necesarias para alcanzar tus metas”.

Lo que queramos desempeñar hay que llevarlo a la práctica, de nada sirve leer cien libros sin llevar a la práctica el conocimiento. ¡Si el día de mañana practicas lo que estás leyendo ahorita vas a tener resultados, te lo aseguro! Además de escribir tus metas a corto, mediano y largo plazo, proyectarlas y visualizarlas. Para empezar a lograr nuestros objetivos no es necesario que trabajemos ocho horas o más en ellos, con solo trabajar dos horas diarias para comenzar a construir nuestros objetivos será un tiempo suficiente para lograr lo que deseamos.

Estamos acostumbrados a que nos ordenen y a pedir autorización cuando queremos comprar algo, pese a que no nos gusta que nos ordenen y que nos digan q hacer. Esto es lo que debemos de hacer cuando intentamos vender nuestra idea o concepto. Cuando nos aferramos a pedir un minuto del tiempo de otra persona o a bombardearla con e-mails, acabamos por molestar más, es mejor detectar las necesidades y motivaciones de las personas, ofrecerles una solución a sus problemas y además tener una gran inteligencia emocional para no frustrarse con facilidad.

“Comparto mis errores y mis fracasos y de lo que aprendo de ellos para que puedas llegar a tus objetivos”, quizás uno de ellos sea vender, promoverte, posicionarse, comunicar o emprender. Si siempre decimos que hemos tenido éxito es una manera de engañarnos porque siempre hemos tenido innumerable cantidad de fracasos. Los fracasos siempre nos llevarán al éxito”. Si no tenemos pasión por lo que hacemos es mejor retirarnos o cambiar lo que estamos haciendo. Pues “dejar de hacer las cosas que hacemos con pasión es comenzar a morir.”

Si nosotros nos entusiasmamos como niños tendríamos otra calidad de vida, con nuestra capacidad de pensamiento y la experiencia de vida que tenemos, sería algo grandioso, pero ponemos muchos peros y barreras para dar soluciones. Cuando un niño invita a jugar a otro niño siempre aceptará ir a jugar aunque no sepa de qué se trate el juego, el niño siempre reacciona entusiasmado y emocionado, por el contrario nosotros como adultos cuestionaríamos a otro adulto que recibiríamos a cambio por ir a jugar. Permitámonos ser niños nuevamente y tomar riesgos, darnos siempre sin recibir nada a cambio, pues estas son las experiencias más gratificantes, el poder ayudar a los demás aunque no obtengamos nada de ellos, pues de estas experiencias son de las más aprendemos y recibimos aunque no sea un beneficio económico, este último beneficio viene como resultado de ayudar a otros desinteresadamente y hacer las cosas que más me apasionan. “Comienza a hacer el trabajo que más te apasiona y dejarás de trabajar.”

Los problemas en nuestra vida nunca van a terminar, son como los topes de la carretera, solo debemos de convertirlos en retos. Si vamos con la gente a plantear “un reto” a “un problema” las cosas cambian, si le decimos a alguien: “Te tengo un reto” cambia mucho a si le dijéramos: “Te tengo un problema.” Y eso da un resultado, si vemos los problemas como problemas no los vamos a resolver. Nosotros somos lo que pensamos, si pensamos en problemas seguirán y se convertirán en más grandes, pero si son retos pensaremos en las soluciones. “No te preocupes ocúpate.”

Cuando nos cerramos a los sabios consejos de los demás y a las cosas que nos dicen que estamos mal, estamos cerrando puertas a nuestro proceso de transformación y evolución. “No hay peor ciego que aquél que no quiere ver.” “Si somos severos con nosotros mismos la vida puede ser muy placentera”. Si nos levantamos temprano a diario, nos auto imponemos un horario, trabajamos en base a nuestros objetivos, estudiamos, tenemos entusiasmo, hacemos caso a los consejos de gente con más experiencia que nosotros, a la gente que tiene buena vibra, a la gente positiva, en realidad estaríamos derrumbando todo tipo de obstáculos a nuestro alrededor. Es mejor alejarse de la gente negativa y de toda aquella que nos dice que no vamos a poder y que de alguna forma bajan nuestra autoestima y confianza en nosotros mismos, seamos positivos pese a las negativas de los demás. “Cuando nuestros objetivos están claros, las palabras que nos puedan dañar están de más.”

No valen de nada sesenta mil ideas aproximadas que todos los seres humanos tenemos en un día y que no llevemos ninguna a la práctica, no valen las ideas mientras uno no les de valor, “vale más una idea a la que le demos toda nuestra energía y acción para dar un resultado, no llevemos muchas, pues una sola idea bien trabajada nos llevará al éxito”. La vida puede ser muy placentera si nos proyectamos a diez años, cinco, tres y a uno y que además pongamos todo nuestro conocimiento en práctica. Pero si somos placenteros con nosotros mismos la vida va a ser muy severa y vamos a seguir en el mismo lugar, lo más cruel es ser placentero con uno mismo. Está en nuestras manos transformar nuestra vida en placentera o cruel.

Me encantaría conocer tu opinión sobre éste artículo y compártelo si te gustó ;)

¿Necesitas apoyo para esclarecer tus objetivos como emprendedor?...Será un placer ayudarteEscríbeme ;)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario